En el epitafio de los caídos habría que poner:
“murió como un héroe por obedecer una orden estúpida.” Pero de hecho se puso un poema de Tnnyson, cuya belleza me produce un gran malestar:
No nos correspondía a nosotros pensar el porqué,
nos correspondía cabalgar y morir.
José Antonio Marina, La inteligencia fracasada.