La guerra: ocurre por uno y por otro motivo. Pero luego, cuando se nos echa encima y vemos a nuestro alrededor destrucción, campos de concentración, fosas comunes, deportaciones: ningún porqué se sostiene, está a la altura de justificar. La guerra aniquila, devora y, una vez en marcha, no necesita causa alguna. ¿Qué importa quién haya provocado el desprendimiento de una avalancha mientras tú estás rodando en ella? Erri De Luca. “Las reglas del Mikado”.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.