viernes, 27 de junio de 2008

Temor de la cólera.


En una de sus guerras, Alí derribó a un hombre y se arrodilló sobre su pecho para decapitarlo. El hombre le escupió en la cara. Alí se incorporó y lo dejó. Cuando le preguntaron por qué había hecho eso, respondió: -Me escupió en la cara y temí matarlo estando yo enojado. Sólo quiero matar a mis enemigos estando puro ante Dios. Temor de la cólera. Ah’med el Qalyubi.

lunes, 23 de junio de 2008

La fotografía


Si no te sientes en perfecta comunión con la naturaleza, si no experimentas un placer inmenso, una serena tranquilidad al pasearte por el bosque, por la montaña o a orillas del agua, al notar la vida que palpita a tu alrededor, bajo tus pasos, al ver las idas y venidas de los pájaros, al sentir el frescor del aire sobre tu piel, al respirar a pleno pulmón el olor de las hojas en descomposición, entonces es inútil que te compres el equipo fotográfico. Ya que si estas en desacuerdo con la naturaleza, no tendrás ningunas ganas de conocerla mejor, de observarla, de comprenderla ni de respetarla, y mucho menos de glorificarla al convertirla en imagen. Serge y Dominique Simon, fotógrafos franceses.

martes, 17 de junio de 2008

Verdades inútiles


Hay cerca de la urbanización un viejo agricultor, ya jubilado, que conserva una gallina. Por la tarde, los veraneantes acuden con sus hijos pequeños para mostrarles el animal y revelarles de dónde vienen los huevos, pues normalmente creen que vienen de la nevera. Los padres lo hacen con la mejor intención, convencidos de que ese conocimiento será enriquecedor para sus vástagos, pero lo cierto es que éstos regresan a casa espantados y no vuelven a probar un huevo frito hasta la universidad. La situación se repite desde hace tres o cuatro años sin que las autoridades prohíban al agricultor tener esa gallina de carne al aire libre.
A veces, discuto con estos padres poseídos por un afán educador absurdo. Después de todo, resulta más verosímil (y también más higiénico) que el huevo proceda de la nevera que del culo de ese frenético animal, que quizá no sea de este mundo. Está la cuestión de la verdad, claro, pero todos sabemos que sólo hay algo peor que una mentira: una verdad inútil, y ésta lo es. Por si fuera poco, tras dos horas de discusión, cuando el crío se rinde y acepta por fin que tal vez el huevo proceda de la gallina, no hay modo de evitar que pregunte de dónde viene la gallina. Y ningún padre tiene las agallas suficientes para colocar a su hijo frente a la realidad desasosegante del círculo vicioso. El País – Juan José Millás