Nantes, Francia. Foto Sebastián Navarrete |
El
tiempo no tiene por qué destruir la belleza, igual que la costumbre no gasta el
amor, lo pule igual que pule una herramienta el trabajo de las manos. Ambos, la
belleza física, el amor, adquieren con los años una profundidad y una densa
dulzura mucho más tangible, y también más excitante, que los espejismos de lo
nuevo.
Extraído de “El atrevimiento de mirar” de Antonio Muñoz Molina.
Editorial Galaxia Gutenberg.
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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.