lunes, 14 de noviembre de 2011

No hay mal que por bien no venga


Un día, el emperador Akbar y su gran visir Birbal salieron camino de la selva. Iban a la caza del tigre de Bengala. El emperador marchaba delante, pero -¡qué mala suerte! Se disparó el fusil y se hirió en un dedo. El visir Birbal le entablilló el dedo. Mientras lo hacía, le animaba con una serie de reflexiones muy sencillas: -Majestad, nunca sabemos qué es lo bueno y qué es lo malo. Qué sabemos de lo que puede suceder gracias a la herida. El emperador montó en cólera; no podía aguantar filosofía barata y arrojó a un pozo su gran visir y siguió su camino por la selva. Pero le salió al encuentro un grupo de guerreros salvajes que buscaban una víctima digna para ofrecer a sus dioses. Cuando todo estaba preparado para el sacrificio humano, el hechicero se acercó al emperador y en cuanto se dio cuenta de la mano herida lo rechazó; no se podía ofrecer a los dioses una víctima que no fuera perfecta. Así fue como el emperador quedó libre de nuevo. Mientras que Akbar caminaba por el sendero, comprendió la sabiduría de aquellas palabras de su visir: lo que al principio parecía malo, había sido muy bueno para él. Lloró de rabia y se inclinó de rodillas delante del pozo donde había arrojado a su fiel amigo. Pero Birbal no había muerto. Le sacó lleno de alegría y se arrojó a sus pies pidiéndole perdón. El visir le contestó: “Majestad, no tiene por qué pedirme perdón; le debo la vida. Si no me hubiera arrojado al pozo, nos habrían capturado a los dos; su majestad se habría librado, pero yo sería ahora la víctima del sacrificio”. El País Semanal. Domingo 13 de noviembre de 2011.

6 comentarios:

  1. Hermosísima historia... pero para mí sigue siendo filosofía barata.
    Saludo

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  2. Sabiduría oriental, sabiduría vital...todo se reduce a la simple coherencia en la vida.
    Qué buenas fotos haces, Sebastián!

    un abrazo desde el sur

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  3. Hermoso y barato ¿se puede pedir más?

    Foteando, Campurriana, Azucena, gracias por pasar por esta vuestra casa.

    Abrazos.

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  4. Nunca se sabe, pero estoy contigo en que siempre se puede buscar algo bueno en lo malo. A mal tiempo buena cara no?

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¿Y como voy a saber lo que pienso si no lo he dicho todavía? E.M. Forster.
Te doy las gracias por opinar y participar. Saludos.